Es en el seno de las antiguas corporaciones de constructores de la Edad Media
europea donde tomó forma la corriente iniciática que hoy conocemos como
Masonería. No quiere esto decir, en absoluto, que la tradición masónica, en tanto
que transmisión de una influencia espiritual "no humana", deba remitirse
históricamente a una determinada época o circunstancia. En realidad, este error
depende de una concepción de la iniciación como algo de orden simplemente
"moral" o "social", y semejante actitud es consecuencia de un punto de vista
esencialmente exterior y "profano". Tampoco la tradición masónica -así como
cualquier otra tradición iniciática legítima, en tanto que implica una transmisión
regular- puede ser reducida a un sentido exclusivamente psicológico, de donde se
derivaría su existencia como un simple producto del "espíritu humano". Ciertamente,
la Masonería sería impensable si no tenemos en cuenta la noción de la unidad
tradicional primordial y las sucesivas adaptaciones de ésta a las circunstancias
determinadas por el desarrollo cíclico de la manifestación y por las diferentes
mentalidades de los pueblos a las que está dirigida. Decir que la Masonería "tomó
forma" en las antiguas corporaciones medievales significa que éstas proporcionaron
la base y el "molde" adecuado para su expresión en tanto que modelo iniciático de
características propias, ligado a un oficio; Este modelo no deja de ser una expresión
de una verdad no histórica, y es así como debe entenderse su origen "from
immemorial time".
Por otra parte, la usual división de la Masonería en "operativa" y "especulativa",
entendiendo por la primera las corporaciones de constructores medievales y por la
segunda la organización "filantrópica" y "filosófica" derivada del progresivo
predominio en las logias de los "Masones aceptados", y cuyo nacimiento data del s.
XVIII, no implica sino la fijación en el aspecto más exterior y superficial de la misma.
Se pretende que la Masonería "especulativa", al haber prescindido del oficio, si no
evidentemente en sus símbolos y ritos, sí en sus aspectos formales, representaría
un progreso en sentido "intelectual" y respondería a concepciones de un nivel más
elevado. En realidad, el paso de lo "operativo" a lo "especulativo" representa
exactamente lo contrario de lo que la mentalidad moderna quiere ver ahí. Lejos de
constituir un "progreso", se trata más bien de un empobrecimiento y un olvido de lo
que es la "realización" -y es esto lo que verdaderamente significa el término
"operativo"- para no dejar subsistir más que una visión puramente teórica de la
iniciación, una "especulación" que es un "reflejo", es decir, un conocimiento indirecto,
por oposición al conocimiento efectivo y directo. Tal conocimiento efectivo no es sino
la realización iniciática.
Aunque el saber iniciático es propiamente una transmisión, y como tal tiene sus
propios medios, diferentes por completos de la educación profana, La Masonería
medieval y cristiana dejó algunos documentos escritos -hoy en día prácticamente
desaparecidos- en los que se conservaron cuidadosamente algunas normas
generales, leyes fundamentales e interpretaciones míticas, a los que genéricamente
se denomina "Old Charges" (Antiguos Deberes). El más antiguo que se conoce es el
manuscrito Regius, del que aquí ofrecemos la traducción al castellano. Según todas las informaciones al respecto, el manuscrito Regius data de alrededor
del año 1390; publicado en 1840 por James O. Halliwell, es mencionado en 1670 en
un inventario de la biblioteca John Theyer. Ésta fue vendida a Robert Scott (de
donde un nuevo inventario en 1678). El manuscrito perteneció después a la
biblioteca real hasta 1757 (y de ahí su nombre de "Regius"), fecha en la cual el rey
Jorge II lo donó al Museo Británico.
El Regius se compone de las siguientes partes:
· Fundación de la Masonería en Egipto por Euclides.
· Introducción de la Masonería en Inglaterra bajo el reinado de Adelstonus
(rey sajón, 925-939).
· Los Deberes: quince artículos.
· Los Deberes: quince puntos.
· Relato de los Cuatro Coronados.
· Relato de la Torre de Babel.
· Las siete artes liberales.
· Exhortación sobre la misa y cómo conducirse en la iglesia.
· Instrucción sobre las buenas maneras.
LOS ESTATUTOS DEL ARTE DE LA GEOMETRÍA SEGÚN EUCLIDES
Quienquiera que bien desee leer y buscar, podrá hallar escrito en un viejo libro de
grandes señores y damas la historia, que, ciertamente, muchos hijos tenían; pero no
poseían tierras para vivir de ellas, ni en la ciudad, ni en los campos o los bosques;
un consejo les dieron a todos ellos: Para decidir en bien de estos niños, acerca de
cómo podrían ganarse la vida sin grandes penurias, cuitas ni luchas; y también para
la multitud que llegará, algunos de ellos fueron enviados a buscar grandes
clérigos, para que les enseñaran buenos oficios; y nos les rogamos, por el amor de
nuestro Señor, para que nuestros hijos encontraran trabajo, y pudieran así ganarse
la vida, de forma honesta y muy segura.
Ya en aquellos tiempos, por la buena geometría, este honesto oficio que es la
masonería fue ordenado y creado de tal manera, concebido por todos estos clérigos;
gracias a sus oraciones ellos inventaron la geometría. Y le dieron el nombre de
masonería al más honrado de todos los oficios.
Los hijos de estos señores se aplicaron en el aprendizaje del oficio de la
geometría, lo cual hicieron muy cuidadosamente; La oración de los padres, y
también de las madres, les puso en este honrado oficio, y aquel que mejor lo
aprendía, y era honesto, y superaba en atención a sus compañeros, si en este oficio
les aventajaba, debía ser más honrado que el último.
Este gran clérigo se llamaba Euclides, su nombre era conocido en todo el mundo.
Pero este gran clérigo ordenó a quien más elevado estaba en este grado, que debía
enseñar a los más simples de espíritu para ser perfecto en este honrado oficio; y así
debían instruirse el uno al otro, y amarse juntos como hermano y hermana.
También ordenó que Maestro debía ser llamado; a fin de que fuera más honrado,
Debía ser así entonces tratado; pero jamás masones deben llamar a otro, en el seno
del oficio entre ellos, ni sujeto, ni servidor, mi querido hermano, aunque sea menos perfecto que otro; cada uno llamará a los demás compañeros con amistad, pues de
nobles damas han nacido.
De esta forma, por la buena ciencia de la geometría, comenzó el oficio de la
masonería; Así fundó el clérigo Euclides, Este oficio de geometría en tierras de
Egipto.
En Egipto a todos los enseñó, y en distintos países de todas partes, durante
muchos años, según he oído, antes de que el oficio llegara a este país.
Este oficio llegó a Inglaterra, como os he dicho, en los días del buen rey
Adelstonus; hizo entonces construir muchas casas en el bosque, y altos templos de
gran renombre, para gozar de ellos día y noche
.
Este buen señor amaba mucho el oficio, y quiso mejorar todas sus partes, por las
muchas faltas que en él encontró. Envió a través del país decir a todos los masones
del oficio, venir a él sin tardanza, para enmendar juntos tales defectos con buenos
consejos, si fuera posible.
Un buen grupo reunió entonces de diversos señores, en su rango, duques, condes
y también barones, caballeros, escuderos y muchos otros, y los grandes burgueses
de la ciudad, cada uno en su propio rango; Allí estaban todos juntos, para fundar el
estatuto de los masones.
Con todo su espíritu buscaban cómo podrían ser gobernados; Quince artículos
quisieron producir, y otros quince puntos fueron creados.
ARTÍCULO PRIMERO
El primer artículo de esta geometría: El maestro masón debe ser digno de
confianza a la vez constante, leal y sincero, y jamás tendrá nada que lamentar; y
pagará a sus compañeros según el coste de las vituallas, que tú bien conoces; y
págales justamente, y de buena fe, lo que puedan merecer; y evita, por amor o por
temor, que ninguna de las partes acepte ventajas, ni del señor ni del compañero, sea
cual sea, de ellos no aceptes ningún tipo de prebendas; y como un juez mantente
íntegro, y entonces a ambos harás buen derecho; y en verdad haz esto allá donde te
encuentres, tu honor, tu provecho, será el mejor.
ARTÍCULO SEGUNDO
El segundo artículo de buena masonería, como vos debéis entender
especialmente, que todo maestro, que sea masón, debe asistir a la asamblea
general, para lo cual le será comunicado el lugar en que se celebrará. Y a esta
asamblea debe acudir, salvo si hay una excusa razonable, o sea desobediente al
oficio, o se abandone a la mentira, o esté tan gravemente enfermo que no pueda
venir a ella; Ésta es una excusa buena y válida, para esta asamblea, si es sincera.
ARTÍCULO TERCERO
En verdad, el tercer artículo es que el maestro no tome aprendiz, salvo si puede
asegurarle alojamiento con él por siete años, como os digo, para aprender su oficio,
y que le sea de provecho; En menos tiempo no será apto ni provechoso para su
señor, ni para él, como podéis comprender por buena razón.
ARTÍCULO CUARTO
El cuarto artículo éste debe ser, que el maestro debe vigilar, en no tomar a un
siervo como aprendiz, ni embaucarle por su propio bien; pues el señor al que está
ligado bien puede buscar aprendiz donde quiera. Si en la logia fuera enseñado
mucho desorden podría causar, y en tal caso podría ocurrir que algunos se
entristecieran, o todos. Pues todos los masones que serán todos unidos estarán. Si
un siervo en el oficio permaneciese, de diversos desórdenes os podría hablar: Para
tener paz, y honestidad, tomad un aprendiz de mejor condición. En un antiguo
escrito encuentro que el aprendiz debe ser de noble nacimiento; y así, muchas
veces, hijos de grandes señores han adoptado esta geometría, que es muy buena.
ARTÍCULO QUINTO
El quinto artículo es muy bueno, que el aprendiz sea de legítimo nacimiento; El
maestro no debe, bajo ningún pretexto, tomar un aprendiz que sea deforme; Ello
significa, como veréis, que todos sus miembros estén enteros; Para el oficio sería
gran vergüenza, formar a un hombre estropeado, pues un hombre
imperfecto de nacimiento sería poco útil al oficio. Cada uno puede comprenderlo, el
oficio quiere hombres potentes, y un hombre mutilado no tiene fuerza, Como sabéis
desde hace tiempo.
ARTÍCULO SEXTO
Al sexto artículo no debéis faltar, que el maestro no perjudique a su señor,
tomando del señor para el aprendiz, tanto como reciben sus compañeros, en todo,
pues en este oficio se han perfeccionado, pero aún no el aprendiz, como
comprenderéis, así que sería contrario a la buena razón dar igual salario a él y a los
compañeros. Este mismo artículo, en tal caso, ordena que el aprendiz gane menos
que sus compañeros, que son perfectos. En diversos puntos, sabed en cambio, que
el maestro puede instruir a su aprendiz, para que su salario crezca rápidamente, y
antes de que haya terminado su aprendizaje su salario habrá en mucho mejorado.
ARTÍCULO SÉPTIMO
El séptimo artículo, que ya está aquí, os dirá a todos vosotros, que ningún
maestro, ni por favor ni por miedo, debe vestir o alimentar a ningún ladrón. Jamás
albergará a ninguno de ellos, ni a quien haya matado a un hombre, ni a quien tenga
mala reputación, pues traerá vergüenza al oficio.
ARTÍCULO OCTAVO
El octavo artículo nos muestra lo que el maestro tiene derecho a hacer. Si emplea
a un hombre del oficio, y no es tan perfecto como debiera, puede sin tardanza
reemplazarlo, y tomar en su lugar a un hombre más perfecto. Por imprudencia, un
hombre así podría deshonrar el oficio.
ARTÍCULO NOVENO
Muy bien muestra el noveno artículo que el maestro debe ser fuerte y sabio; Que
no emprenda ninguna obra que no pueda acabar y realizar; y que sea provechoso a
sus señores, así como a su oficio, allí donde vaya. Y que las obras estén bien
construidas, para que ni fisuras ni brechas haya.
ARTÍCULO DÉCIMO
El décimo artículo sirve para hacer saber, a todos los del oficio, grandes o
modestos, que ningún maestro debe a otro suplantar, sino estar juntos como
hermana y hermano. En este oficio singular, todos, unos y otros, trabajan para un
maestro masón. No debe él suplantar a ningún hombre que encargado esté de un
trabajo. El castigo por ello es muy duro, no vale menos de diez libras, a menos que
sea hallado culpable aquel que primero tenía el trabajo. Pues ningún hombre en
masonería debe suplantar a otro impunemente, salvo si de tal manera ha construido
que la obra se reduce a nada; Puede entonces un masón pedir este trabajo, para no
perjudicar al señor; en tal caso, si ocurriera, ningún masón se opondría. En verdad,
quien ha comenzado las obras, si es un masón hábil y sólido, tiene la seguridad en
su espíritu de llevar la obra a buen fin.
ARTÍCULO UNDÉCIMO
El undécimo artículo, te lo digo yo, es a la vez justo y libre; Pues enseña, con
firmeza, que ningún masón debe trabajar de noche, a menos de dedicarse al
estudio, por el cual podrá mejorar.
ARTÍCULO DUODÉCIMO
El duodécimo artículo es de gran honradez pues todo masón, allá donde se
encuentre, no debe despreciar el trabajo de sus compañeros si quiere mantener su
honor; con honestas palabras lo aprobará, gracias al espíritu que Dios le ha dado;
pero mejorándolo con todo tu poder, sin ninguna duda entre los dos.
ARTÍCULO DECIMOTERCERO
El artículo trece, que Dios me ayude, es que si el maestro tiene un aprendiz, le
enseñará de manera completa, para que muchas cosas pueda aprender y así mejor
conozca el oficio, allí donde vaya bajo el sol.
ARTÍCULO DECIMOCUARTO
El artículo catorce, con buenas razones, muestra al maestro cómo actuar; no debe
tomar aprendiz a menos de tener diversas tareas por cumplir, para que pueda,
mientras duren, aprender mucho de él.
ARTÍCULO DECIMOQUINTO
El decimoquinto artículo es el último; pues para el maestro es un amigo; le enseña
que hacia ningún hombre debe adoptar un falso comportamiento, ni seguir a sus
compañeros en el error, por muchos bienes que pueda conseguir; ni permitir que
hagan falsos juramentos, por cuidado de sus almas, so pena de atraer la vergüenza
al oficio,sobre sí mismo una severa culpa.
DIVERSOS ESTATUTOS
En esta asamblea otros puntos fueron adoptados, por grandes señores, y también
maestros, que el que quiera conocer este oficio y abrazarlo, debe amar a Dios y a la
santa Iglesia siempre, y a su maestro también, por lo que es, allá donde vaya, por
campos y bosques, y ama también a tus compañeros, pues es lo que tu oficio quiere
que hagas.
PUNTO SEGUNDO
El segundo punto os voy a decir, que el masón trabaje el día laborable tan
concienzudamente como pueda, a fin de merecer su salario el día de descanso,
pues quien verdaderamente ha hecho su trabajo merece tener su recompensa.
PUNTO TERCERO
El tercer punto debe ser severo con el aprendiz, sabedlo bien, el consejo de su
maestro debe guardar y ocultar, y el de sus compañeros, de buen talante; de los
secretos de la cámara a nadie hablará, ni de la logia, se haga lo que se haga;
aunque creas que debes hacerlo, a nadie digas dónde vas; las palabras de la sala, y
también las del bosque, guárdalas bien, por tu honor, de lo contrario sobre ti el
castigo caerá, y al oficio grande vergüenza traerás.
PUNTO CUARTO
El cuarto punto nos enseña, que ningún hombre a su oficio será infiel; error alguno
le entretendrá contra el oficio, pues a él renunciará, y ningún perjuicio causará a su
maestro, ni a su compañero; y aunque el aprendiz sea tratado con respeto, siempre
está sometido a la misma ley.
PUNTO QUINTO
El quinto punto es, sin duda, que cuando el masón cobre su paga del maestro, que
él atribuya, humildemente aceptada debe ser; sin embargo justo es que el maestro,
antes del mediodía, le advierta formalmente si no tiene intención de emplearle, como
antaño se acostumbraba hacer; contra esta orden no puede rebelarse, si reflexiona
bien, es en su interés.
PUNTO SEXTO
El sexto punto debe ser bien conocido, de todos, grandes y modestos, pues un tal
caso puede ocurrir; que entre algunos masones, si no todos, por envidia u odio
mortal, estalle una gran pelea. Entonces debe el masón, si puede, convocar a
ambas partes un día fijado; pero este día no harán las paces, antes de finalizar la
jornada de trabajo; un día de permiso debéis encontrar para dar oportunidad a la
reconciliación, por temor a que siendo un día laborable la disputa les impida trabajar;
haced de manera que acabe la riña, para que permanezcan en la ley de Dios.
PUNTO SÉPTIMO
El séptimo punto bien podría decir, como tan larga es la vida que el Señor nos da,
y así claramente se reconoce, que no yacerás con la mujer de tu maestro, ni de tu
compañero, de ninguna manera, bajo pena de incurrir en el desprecio del oficio; ni
con la concubina de tu compañero, así como no querrías que lo hiciera con la tuya.
El castigo por ello, sábelo bien, es permanecer de aprendiz por siete años
completos, quien falte a una de estas prescripciones debe ser entonces castigado;
pues gran preocupación podrá nacer de tan odioso pecado mortal.
PUNTO OCTAVO
El octavo punto es, seguro, que aunque algún cargo hayas recibido, a tu maestro
queda fielmente sometido, pues jamás lamentarás este punto; Un fiel mediador debes ser entre tu maestro y tus compañeros libres; Haz lealmente cuanto puedas
hacia ambas partes, y ésta es buena justicia.
PUNTO NOVENO
El noveno punto se dirige a aquel que es el intendente de nuestra sala; si os
encontráis juntos en la cámara servios uno al otro con calmada alegría; gentiles
compañeros, debéis saberlo, cada uno ha de ser intendente por turnos, semana tras
semana, sin ninguna duda, todos a su vez intendentes deben ser, para servirse unos
a otros, amablemente, como si fueran hermano y hermana; nadie se permitirá los
gastos de otro, ni se librará de ellos en su beneficio, pues cada hombre tendrá la
misma libertad en este cargo, como debe ser; mira de pagar siempre a todo hombre
a quien hayas comprado las vituallas, a fin de que no te haga ninguna reclamación,
ni a tus compañeros, en cualquier grado; a todo hombre o mujer, sea quien sea,
paga bien y honestamente, así lo queremos; a tus compañeros darás cuenta exacta
del buen pago que has hecho, por temor a meterles en un aprieto, y de exponerles a
la vergüenza. Siempre cuentas debes dar de todos los bienes adquiridos, de los
gastos que hagas en bien de tus compañeros, del lugar, las circunstancias y el uso;
Estas cuentas debes dar cuando te lo pidan tus compañeros.
PUNTO DÉCIMO
El décimo punto muestra la buena vida, cómo vivir sin preocupaciones ni peleas; si
el masón lleva una mala vida, y en su trabajo no es honrado, y busca malas
excusas, injustamente podrán a sus compañeros difamar, y por tales infames
calumnias atraer la vergüenza sobre el oficio. Si así a éste deshonra, no le debéis
favor alguno, ni mantenerle en su mala vida, por miedo a caer en fracaso y conflicto;
Pero no le deis plazo alguno hasta no haberle citado a comparecer dónde bien os
parezca; en el lugar acordado, de grado o por fuerza, a la próxima asamblea le
convocaréis, para comparecer ante sus compañeros; y si rechaza allí acudir, se le
hará renunciar al oficio; castigado será según la ley que fue establecida en los
tiempos antiguos.
PUNTO UNDÉCIMO
El undécimo punto es de buena discreción, como podréis comprender por buena
razón; Un masón que conoce bien su oficio, que a su compañero ve tallar una
piedra, y que a punto está de romperla, ha de cogerla tan pronto pueda, y mostrarle
cómo corregirla; para que la obra del señor no se estropee, muéstrale dulcemente
cómo corregirla, con buenas palabras, que Dios te guarde; por el amor de quien
mora en lo alto, con dulces palabras nutre su amistad.
PUNTO DUODÉCIMO
El duodécimo punto es de gran autoridad, allí donde la asamblea se celebrará,
habrá maestros, y compañeros también, y otros muchos grandes señores; estará el
juez de la comarca, y también el alcalde de la villa, y habrá caballeros y escuderos, y
además magistrados, como veréis; Todas las ordenanzas que allí se adopten se han
acordado para ser respetadas; contra cualquier hombre, sea quien sea, que
pertenezca al oficio bello y libre, si alguna querella hace contra ellas, detenido será y
puesto a vigilar.
PUNTO DECIMOTERCERO
El decimotercer punto requiere de toda nuestra voluntad, él jurará no robar jamás,
ni ayudar a quien trabaje en este mal oficio, por ninguna parte de su botín, saberlo
debes, o pecarás, ni por su bien, ni por el de su familia.
PUNTO DECIMOCUARTO
El decimocuarto punto es ley excelente para aquel que bajo su temor esté; Un
buen y verdadero juramento debe prestar, a su maestro y compañeros que aquí
están; También fiel debe ser, y constante, a todas las ordenanzas, vaya donde vaya,
y a su señor leal al rey, por encima de todo ha de ser fiel. Sobre todos estos puntos
debes tú prestar juramento; y el mismo prestarán todos los masones, por las buenas
o por las malas, sobre todos estos puntos, así lo establece una excelente tradición.
Y de cada hombre averiguaran si los pone bien en práctica, o si alguien es
reconocido culpable sobre uno de estos puntos en particular; que se le busque, sea
quien sea, y que sea llevado ante la asamblea.
PUNTO DECIMOQUINTO
El decimoquinto punto es excelente tradición, para aquellos que han prestado
juramento a esta ordenanza, llevada a la asamblea de grandes señores y maestros,
como se ha dicho; para los desobedientes, yo lo sé, a la presente constitución, y a
los artículos que han sido promulgados, por grandes señores y masones juntos, y
siendo sus faltas probadas ante esta asamblea, con celeridad, y si no quieren
corregirse, deberán entonces abandonar el oficio, y jurar jamás volver a ejercerlo.
Salvo si aceptan enmendarse, jamás tomarán parte en él; y si se negaran a ello, el
juez sin tardanza los detendrá, y en un calabozo profundo los encerrará, a causa de
su transgresión, y confiscará sus bienes y su ganado en provecho del rey, en su
totalidad, y tanto tiempo allí les dejará como plazca a nuestro amado rey.
EL ARTE DE LOS CUATRO CORONADOS
Oremos ahora al Dios Omnipotente, y a su radiante madre María, a fin de que
podamos seguir estos artículos y los puntos, todos juntos, como hicieron los cuatro
santos mártires, que en este oficio tuvieron gran estima; Fueron ellos tan buenos
masones como pueda hallarse sobre la tierra, escultores e imagineros también eran,
por ser de los obreros mejores, y en gran estima el emperador los tenía; deseó éste
que hicieran una estatua que en su honor se venerara; tales monumentos en su
tiempo poseía para desviar al pueblo de la ley de Cristo.
Pero ellos firmes permanecieron en la ley de Cristo, y sin compromisos en su
oficio; amaban bien a Dios y a su enseñanza, y se habían volcado a su servicio para
siempre. En aquel tiempo fueron hombres de verdad, y rectamente vivieron en la ley
de Dios; ídolos se negaron a erigir, y por muchos beneficios que pudieran reunir; no
tomaron a este ídolo por su Dios y rechazaron su construcción, pese a su cólera; por
no renegar de su verdadera fe y creer en su falsa ley, sin demora el emperador los
hizo detener, y en una profunda cárcel los encerró; más cruelmente les castigaba,
más en la gracia de Dios se regocijaban.
Viendo entonces que nada podía les dejó ir a la muerte; quien lo desee, en el libro
puede leer de la leyenda de los santos, los nombres de los cuatro coronados. Su
fiesta es bien conocida por todos, el octavo día tras Todos los Santos. Escuchad lo que he leído, que muchos años después, con gran espanto, el diluvio
de Noé fue desencadenado, la torre de Babilonia comenzó a erigirse, la más grande
obra de cal y piedra que jamás hombre alguno haya visto; tan alta y grande fue
pensada que siete mil su altura sombra arrojaba; El rey Nabucodonosor la hizo
construir tan potente para la defensa de sus hombres, que si un tal diluvio ocurriera
la obra sumergir no pudiera; pero tan fiero orgullo tenían, y tanta jactancia, que todo
el trabajo se perdió; un ángel les castigó sus lenguas dividiendo, y así nunca más
uno al otro se comprendieron.
Muchos años más tarde, el buen clérigo Euclides el oficio de geometría enseñó
por el mundo, y en este tiempo hizo también diversos oficios en gran número. Por la
alta gracia del Cristo en el cielo las siete ciencias fundó; Gramática es la primera, lo
sé, Dialéctica la segunda, me congratulo, Retórica la tercera, que no se niegue,
Música la cuarta, os lo digo, Astronomía es la quinta, por mis barbas, Aritmética la
sexta, sin duda alguna, Geometría la séptima, y cierra la lista, pues es muy humilde
y cortés.
En verdad, la Gramática es la raíz, todos la aprenden en el libro; pero el arte
supera este nivel, como del árbol el fruto es mejor que la raíz; la Retórica mide un
lenguaje esmerado, y la Música es un suave canto; la Astronomía da el nombre,
querido hermano, la Aritmética demuestra que una cosa es igual a otra, la
Geometría es la ciencia séptima, y distingue la verdad de la mentira, lo sé; quien de
estas siete ciencias se sirva, bien puede ganar el cielo.
Ahora, mis queridos hijos, tened buen espíritu para apartar el orgullo y la codicia, y
aplicaos a bien juzgar, y a bien conducíos, allá donde estéis. Os pido ahora mucha
atención, pues esto debéis saber, pero mucho mejor aún que como aquí está
escrito. Si para ello té falta inteligencia, pide a Dios que te la conceda; pues el
mismo Cristo nos enseña que la santa iglesia es la casa de Dios, y no para otra cosa
está hecha sino para orar, como la Escritura nos dice; es allí donde el pueblo debe
congregarse para orar y llorar sus pecados.
Trata de no llegar tarde a la iglesia, por haber tenido en la puerta palabras
libertinas; cuando a ella estés en camino ten en la mente en todo instante venerar a
tu señor Dios día y noche, con todo tu espíritu, y toda tu fuerza. Al llegar a la puerta
de la iglesia tomarás un poco de agua bendita, pues cada gota que toques limpiará
un pecado venial, sábelo cierto.
Pero antes debes descubrir tu cabeza, por el amor de aquel que murió en la cruz.
Cuando entres en la iglesia, eleva hacia Cristo tu corazón; Alza entonces los ojos a
la cruz, y arrodíllate sobre las dos rodillas; Ora entonces para que Él te ayude a
obrar según la ley de la santa iglesia, y a guardar los diez mandamientos que Dios a
todos los hombres legó.
ruégale con voz dulce que té libre de los siete pecados, a fin de que en esta vida
puedas mantenerte lejos de preocupaciones y querellas; y que te dé además la
gracia para un lugar encontrar en la beatitud del cielo.
En la santa iglesia abandona las palabras frívolas del lenguaje lascivo, y las
bromas obscenas, y deja de lado toda vanidad, y di tu Padre Nuestro y tu Ave; vigila
de no hacer ruido, mas estate siempre en oración; Pero si no quieres rezar, no
molestes al prójimo de ninguna manera. En este lugar no estés ni de pie ni sentado,
sino en el suelo bien arrodillado, y cuando yo lea el Evangelio, Álzate, sin apoyarte en los muros, y persígnate si sabes hacerlo cuando se entone el gloria tibi; y cuando
acabe la lectura, de nuevo puedes arrodillarte, y caer sobre tus dos rodillas, por
amor a quien a todos nos ha redimido;
Y cuando oigas sonar la campana que anuncia el santo sacramento, debéis
arrodillaos, jóvenes y viejos, y elevar las manos al cielo, para entonces decir en esta
actitud, en voz baja y sin hacer ruido:
"Señor Jesús, sé bienvenido, en forma de pan, como te veo, ahora Jesús, por tu
santo nombre, protégeme del pecado y de la culpa; dame la absolución y la
comunión, antes de que me vaya de aquí, y sincero me arrepiento de mis pecados, a
fin, Señor, de que jamás muera en este estado; y tú, que de una virgen has nacido,
no sufras porque me haya perdido; Mas cuando de este mundo haya partido,
otórgame la beatitud sin fin; ¡Amén! ¡Amén! ¡Así sea! y ahora, dulce dama, orad por
mí".
He aquí lo que has de decir, o algo parecido, cuando te arrodilles ante el
sacramento. Si buscas tu bien, no ahorres nada para venerar a quien todo lo ha
creado; pues para un hombre es un día de alegría, que una vez ese día pueda verle;
es algo tan precioso, en verdad, que nadie puede ponerle precio, pues tanto bien
hace esta visión.
Como dijo san Agustín muy justamente, el día en que veas el cuerpo de Dios,
poseerás estas cosas, con toda seguridad: Comer y beber lo suficiente, nada ese
día te faltará; los juramentos y vanas palabras, Dios también te perdonará; la muerte
sufrida ese mismo día en absoluto la has de temer; y tampoco ese día, te lo
prometo, perderás la vista; y cada paso que entonces des, para ver esta santa
visión, será contado a tu favor, cuando de ello tengas necesidad; Este mensajero
que es el ángel Gabriel exactamente los conservará. Tras esto, ahora puedo pasar a
hablar de otros beneficios de la misa; ven entonces a la iglesia, si puedes, y oye
misa cada día; Si no puedes acudir a la iglesia, allí donde estás trabajando, cuando
oigas sonar la misa, ora a Dios en el silencio de tu corazón, para que te dé parte en
este servicio que en la iglesia se celebra.
Quiero además enseñarte, y a tus compañeros, oíd esto, cuando ante un señor té
presentes, en una casa, en el bosque o en la mesa, la capucha o el gorro debes
quitarte, antes de estar frente a él; Dos o tres veces, sin duda, ante el señor debes
inclinarte; doblarás también la rodilla, y tendrás así salvo tu honor.
No te pongas el gorro o la capucha hasta que te dé permiso. Todo el tiempo que
hables con él el mentón alto con franqueza y amabilidad mantén; así, como el libro
te enseña, mírale a la cara con gentileza. Tus pies y manos ten tranquilos, sin
rascarte, ni tropezar, sé hábil; evita también escupir y sonarte la nariz, espera a estar
solo para ello, y si quieres ser sabio y discreto, gran necesidad tienes de
gobernarte.
Cuando entres en la sala, entre personas bien nacidas, buenos y corteses, no
presumas de nada, ni de nacimiento, ni de tu saber, ni te sientes ni te apoyes, es el
signo de una buena y apropiada educación. No te dejes llevar en tu conducta, en
verdad la buena educación salvará la situación. Padre y madre, sean quienes sean,
digno es el hijo que actúa dignamente, en la sala, en la cámara, donde te
encuentres; Las buenas maneras hacen al hombre. Presta atención al rango de tu prójimo, para dirigirle la reverencia que conviene;
evita saludar a todos a la vez, excepto si les conoces. Cuando a la mesa sentado
estés, come con gracia y decoro; Vigila que tus manos estén limpias, y que tu
cuchillo sea cortante y afilado, y no cortes más pan para la vianda que aquel que
puedas comer; Si así actúas junto a un hombre de rango superior, bien entonces
harás.
Déjale que se sirva primero la comida, antes de tocarla tú. No cojas el mejor trozo,
aunque él te lo indique; mantén las manos limpias y decentes, para no tener que
usar la servilleta; no la uses para sonarte las narices, ni te limpies los dientes en la
mesa; ni mojes mucho los labios en la copa, aunque tengas mucha sed; esto te
haría lagrimear, lo cual no es demasiado cortés.
Mira de no tener la boca llena cuando vayas a hablar o a beber; si ves que alguien
bebe escuchando tus palabras, interrumpe pronto tu historia, para que beba el vino o
la cerveza. Vigila además de no ofender a nadie, por achispado que esté; y de
ninguno murmures si quieres salvar tu honor; pues lanzar tales palabras en molesta
situación te pondrían.
Retén tu mano en el puño para evitar decir: "si lo hubiera sabido", en un salón
entre bellas damas, ata tu lengua y sé todo ojos; No rompas en carcajadas, ni armes
jaleo como un bellaco. No bromees si no es con tus semejantes, y no cuentes a
todos lo que has oído; ni te vanaglories de tus actos, en broma o por interés; con
bellos discursos puedes realizar tus deseos, pero también los puedes echar a
perder.
Cuando te encuentres a un hombre de valor, no debes llevar gorro o capuchón; En
la iglesia, el mercado o el pórtico, salúdale según su rango. Si andas con alguien de
un rango superior al tuyo, ves por detrás de él, pues esto es de buena educación y
sin falta;
Cuando él hable, estate tranquilo, cuando acabe, di lo que quieras, en tus palabras
sé discreto, y a lo que diga presta atención; pero no interrumpas su historia, aunque
sea debida al vino, o a la cerveza. Que Cristo entonces, por su gracia celestial, os
conceda el espíritu y el tiempo, para comprender y leer este libro, a fin de obtener en
recompensa el cielo.
¡Amén! ¡Amén! ¡Así sea! Digamos todos, por caridad